Robo en Telcel Huejotzingo exhibe impunidad y fracaso de la seguridad local

- Tres hombres robaron 26 celulares y 7 mil pesos en una tienda Telcel de Huejotzingo; la empleada sufrió crisis nerviosa.
El robo a la tienda Telcel en Huejotzingo, donde tres individuos se llevaron 26 celulares nuevos y varios miles de pesos en efectivo, es mucho más que una nota roja más en la semana. Es el retrato de un municipio —y un estado entero— donde la delincuencia actúa con cálculo, comodidad y, sobre todo, con la certeza de que no habrá consecuencias. Mientras los delincuentes se retiran tranquilamente con el botín, la única que queda en shock es la empleada que atendía el local, víctima de una crisis nerviosa que pocas veces se considera parte del daño total.
Este tipo de asaltos no son casuales. Son operaciones rápidas, específicas, aprendidas. Son grupos que saben cuánto tiempo tardará la policía, dónde están las cámaras y cuáles son los puntos débiles de las tiendas. La pregunta es simple: ¿lo saben porque son muy buenos delincuentes… o porque la autoridad hace muy poco?
Huejotzingo, como muchos municipios de la zona metropolitana de Puebla, vive una paradoja: presencia policial visible, pero resultados prácticamente nulos. Se presume vigilancia, pero los robos a comercios continúan igual o peor. La sensación ciudadana es evidente: estamos presenciando una normalización del delito.
Lo más grave no es el valor de los 26 celulares ni del dinero robado. Lo grave es que este tipo de asaltos se han vuelto parte del paisaje urbano. Ocurren con frecuencia, a plena luz del día, sin detenidos, sin seguimiento, sin recuperación del botín. Y mientras tanto, las autoridades repiten la misma fórmula discursiva: “se abrirá una carpeta de investigación”, como si eso resolviera algo.
Este robo debería ser una llamada de atención, no otro trámite burocrático. La ciudadanía merece seguridad real, no discursos reciclados. Porque cada celular robado es un síntoma; la impunidad, en cambio, es la enfermedad.





Redacción Paralelo 19




