Muchos que gobiernan, no niegan la cruz de su parroquia
Regresando de un merecido descanso de semana santa, les deseo un extraordinario inicio de semana, desde la ultima entrega de esta columna, hemos visto un sinfín de situaciones que acontecen en la vida pública y en la vida política de nuestro México, cada día más convulso, polarizado y que además veo difícil que se cambie de rumbo, vemos los ánimos exacerbados y dispuestos a llegar a un nuevo nivel de enfrentamiento no solo en la arena política, sino en lo social, lo preocupante y peligros; es que este enfrentamiento está siendo alentado desde el mismo poder público, por así convenirle políticamente; además de que en ausencia de argumentos sólidos o resultados tangibles siempre será preferible vivir en el camino que el presidente López Obrador domina, que es el de la confrontación y estridencia que distraigan el debate de la realidad.
Las últimas dos semanas hemos vivido también algo que como mexicanos nos debiera preocupar más, que es la ineptitud de un gran sector de la oposición que se está viendo superada en todos los rubros, desde dentro como fuera de las instituciones de las que ellos son parte, como lo es el poder legislativo, en donde en la selección para consejeros del INE y elección de su Presidente, se vieron más que ineptos, prefirieron negociar y velar por sus intereses de partido que por la democracia defendida valientemente en las calles por la sociedad civil, demostrando el profundo divorcio que existe entre una porosa alianza partidista que se asume de oposición pero que es políticamente inepta para salvaguardar la integridad de las instituciones, no solo eso, esa misma oposición encabezada por el PAN, lo que sobra del PRI y lo que sobrevive de PRD, se suman al golpeteo oficialista para reformar el Tribunal Electoral, para así salvaguardar los intereses de sus cúpulas, que no paran de exhibir que en el fondo actúan igual que el bando oficialista al sobreponer los intereses particulares por el interés democrático de sus propios correligionarios y la sociedad.
Ni que decir del ridículo de la oposición aliancista que en la grave crisis de migración que vive México, ha pasado de noche, se ha visto incapaz de proponer o mostrar con sobrada evidencia la podredumbre de las instituciones que regulan esa materia, además de quienes integran estas instituciones como el Instituto Nacional de Migración, nuestro país vive una crisis humanitaria en la que incluso hemos visto la pérdida de vidas como fue lo acontecido en Ciudad Juárez en las instalaciones a cargo del propio gobierno del presidente López Obrador, acontecimiento en el que se prefirió buscar chivos expiatorios, tapar el sol con un dedo, ver un árbol para tapar el bosque, para así salvaguardar los obscuros personajes que hoy caminan impunes, porque ahora los migrantes son víctimas de la delincuencia organizada que los ve como objeto mercantil, son víctimas de los malos gobiernos de donde son originarios, que han fracasado por adoptar posturas ideológicas que solo provocan miseria y zozobra, ahora también son víctimas de un gobierno como el de México, que además de ser ideológicamente afín a los gobiernos de los que huyen, en su camino a su destino final, en nuestro país la corrupción campa a sus anchas, cada día es mas evidente se arraiga en las instituciones con total impunidad, acompañados de un sermón mañanero que trata de distraer, justificar o mentir para sostener una narrativa endeble, pero suficiente para seguir teniendo a la oposición aliancista aterrorizada, timorata e inútil, dejando a la sociedad civil huérfana de liderazgo político que le permita salvar la democracia e instituciones que estén para servir y enorgullecer a los mexicanos.
La crisis que vivimos en México es grave, ya que nuestras instituciones electorales y democráticas están en riesgo, la sociedad sabe la importancia de salvaguardar su democracia a toda costa, es claro que como sociedad no podemos dejar ese encargo a la voluntad de un grupo de políticos que solo se han preocupado por salvaguardar las canonjías políticas que aún tienen, administrando las derrotas e intercambiando por favores políticos impunidad mientras hacen oídos sordos a los verdaderos reclamos ciudadanos a los que solo se suman con el afán de simular que aún defienden algo, aunque desde dentro de las instituciones se ven ineptos y en algunos casos como comparsas de lo que se dicen oponer.
Decía el filósofo austriaco Karl Popper “La Democracia consiste en poner bajo control al poder político. Es una de sus características esenciales” por lo que es importante que desde la sociedad se configure ese contrapeso político que devuelva la sobriedad y rumbo de certeza, instituciones y que haga valer el imperio de la ley desde el mismo poder público, no que se siga viviendo en una interpretación leonina de las leyes amparados sobre el criterio de los postulados políticos de un solo hombre, es momento de que este tiempo de imponer un totalitarismo de un grupo político, se detenga desde el verdadero origen del poder, que es la sociedad, que somos nosotros los ciudadanos, ahí radica la fundamental defensa de la libertad y democracia que disfrutamos, porque esta no es una concesión del poder en turno, es una garantía permanente a la que el poder debe respetar.
Hemos vaticinado un revés jurídico de la legislación en materia electoral aprobada por mayoriteo oficialista, veremos menos argumentos, mas ofensas y mayor polarización, este fracaso será uno de los ejes de la campaña de la llamada 4T, ya que victimizaran que la falta de resultados políticos y sociales no son porque el Presidente no pudo, sino porque no los dejaron, le llamaran oligarquía, potentados o lo que se les ocurra, lo que despierte mas odio en su base será el mote que usarán, ya que nos queda claro hoy se vale todo, más con una oposición aliancista ahogada en su propia incompetencia y que esta lejos de poder llamar por si misma esa gran participación ciudadana que por si se ha organizado y que hoy tiene olvidada a la partidocracia famélica de oposición, en la que muchos ya están integrados al bando oficialista que aún tiene la osadía de llamarse diferente, que solamente es la misma nomenclatura con un empaquetado marrón.
Aun estamos a tiempo de seguir incentivando la participación política desde el único lugar que vale la pena, que es la trinchera ciudadana, porque lo hemos visto incluso en el comportamiento de los oficialistas, ya los adversarios de AMLO y sus partidarios, antiguos y nuevos, no son los partidos de oposición, es la sociedad mexicana y las instituciones que aún velan por el respeto a la ley y la democracia, conceptos fundamentales que ha levantado el México, que incluso a los que hoy las repudian les ha permitido el acceso al poder que detentan, como dirían en mi pueblo hoy muchos que gobiernan, no niegan la cruz de su parroquia, con tal de conservar el poder para servirse a sí y no a la sociedad que hoy se atreven incluso a ver como adversario.