Nombran avenida “Andrés Manuel López Obrador” en Chignahuapan y reavivan debate político

Chignahuapan, Pue. — El Ayuntamiento de Chignahuapan inauguró una nueva vialidad y la nombró “Avenida Andrés Manuel López Obrador”, en honor al expresidente de México, una decisión que ha generado cuestionamientos sobre el uso político de la obra pública y la falta de consenso ciudadano en la designación de espacios comunes.

A través de sus redes sociales, la administración encabezada por el alcalde Juan Rivera Trejo hizo oficial la entrega de la avenida, la cual tiene como objetivo mejorar la conectividad del municipio. La vialidad cuenta con una longitud aproximada de 750 metros de adoquín, lo que permitirá a los habitantes de la zona circular con mayor facilidad, de acuerdo con la versión oficial.

Las autoridades municipales informaron que la obra incluye banquetas, guarniciones, drenaje y sistemas de alumbrado público, infraestructura que beneficiará a cientos de vecinos. No obstante, más allá de las características técnicas, el nombre asignado a la avenida fue el punto que generó mayor controversia.

La administración justificó la decisión al señalar que se trata de un personaje que “inició la transformación” que, aseguran, hoy vive el municipio. Sin embargo, ciudadanos y críticos han señalado que el homenaje a una figura política contemporánea refuerza la personalización del poder y puede interpretarse como un acto de promoción ideológica desde el gobierno local.

Vecinos han cuestionado si la denominación fue sometida a consulta pública o aprobada mediante un proceso transparente en cabildo, ya que consideran que las obras de infraestructura forman parte de las responsabilidades básicas de cualquier administración y no necesariamente ameritan reconocimientos políticos.

Durante la inauguración, el alcalde realizó un recorrido para supervisar el funcionamiento de los servicios públicos y afirmó que la obra permitirá transitar con mayor seguridad. Aun así, la polémica permanece y vuelve a colocar en la discusión pública los límites entre la gestión municipal y el uso simbólico del espacio público con fines políticos, especialmente en un contexto de alta polarización social.

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