Explosión en tortillería de Atlixco deja heridos graves y evidencia fallas preventivas

La explosión registrada en una tortillería del municipio de Atlixco no solo dejó daños materiales, sino un saldo humano que expone omisiones graves en materia de seguridad y respuesta preventiva. El hecho ocurrió entre las 17:00 y las 17:30 horas del 23 de diciembre de 2025, cuando una detonación, presuntamente por acumulación de gas LP, sacudió el establecimiento ubicado en la calle principal de la comunidad.

Además de un menor de edad, un joven de 18 años sufrió quemaduras de tercer grado, lesiones consideradas de alta gravedad. Una tercera persona resultó herida y, ante la desesperación de los vecinos, fue trasladada de manera particular en una camioneta al Complejo Médico Gonzalo Río Arronte, sin esperar la llegada de una ambulancia. El menor y el joven fueron atendidos inicialmente en el sitio por paramédicos y posteriormente trasladados al mismo hospital a bordo de ambulancias municipales.

Tras la detonación, llamas salían del interior del local, lo que obligó a la intervención inmediata del Cuerpo de Bomberos, que arribó con un carro cisterna y una motobomba para controlar el incendio. Fueron los propios vecinos quienes, alarmados por el estallido y el fuego, dieron aviso a las autoridades a través del área de Protección Civil.

Una vez sofocado el incendio y tras descartar riesgos adicionales, la zona fue acordonada, paralizando momentáneamente la actividad en la vialidad principal. Sin embargo, el incidente deja al descubierto preguntas clave: ¿el establecimiento contaba con revisiones recientes?, ¿existían protocolos de seguridad funcionales?, ¿hubo supervisión municipal efectiva?

La gravedad de las lesiones, especialmente las quemaduras de tercer grado, y la participación directa de vecinos en el traslado de heridos reflejan no solo la urgencia del momento, sino también deficiencias estructurales en prevención y control. Atlixco suma así un nuevo episodio que obliga a revisar, más allá de la emergencia, la responsabilidad de autoridades y propietarios para evitar que una explosión vuelva a convertirse en tragedia.