Valentía del conductor frena asalto en Cuetzalan y revela fallas graves de seguridad

Durante la madrugada del pasado miércoles, un autobús de pasajeros fue atacado a balazos durante un intento de asalto en el municipio de Cuetzalan, en la Sierra Norte de Puebla, un hecho que no dejó personas lesionadas, pero que volvió a evidenciar la vulnerabilidad del transporte público en carreteras de alta incidencia delictiva.
De acuerdo con los reportes, los hechos ocurrieron alrededor de la 1:30 de la mañana, cuando una unidad de la línea comunitaria Huantiknemik se trasladaba desde la comunidad de Xalcuautla con destino a Huitziltepec. El viaje formaba parte de un esquema de traslado con resguardo implementado por la propia empresa ante el historial de asaltos en la región, una medida que, lejos de ser institucional, refleja la falta de presencia permanente de autoridades.
Al circular por el tramo conocido como “El Aguacate”, al menos tres sujetos armados emergieron de la maleza con la intención de obligar al conductor a detener la marcha. Testimonios refieren que los agresores, presuntamente jóvenes de entre 18 y 25 años, vestían ropa oscura; uno de ellos portaba una sudadera roja y aparentaba llevar un arma de fuego.
Ante la amenaza, el conductor decidió no detenerse y continuar la marcha, pese a que la unidad fue atacada a balazos. Su reacción permitió salir del tramo de riesgo y poner a salvo a los pasajeros, quienes vivieron momentos de pánico e incertidumbre durante el ataque.
Tras el incidente, se dio aviso a las autoridades, que realizaron recorridos en la zona sin que hasta el momento se haya informado sobre personas detenidas. El hecho fue reconocido como una acción valiente del operador, pero también generó críticas por la normalización de la violencia en rutas rurales, donde los transportistas han tenido que diseñar sus propios mecanismos de protección.
Especialistas advierten que la seguridad no puede depender del criterio individual de un conductor, y que la ausencia de vigilancia constante, iluminación y operativos preventivos convierte a estas carreteras en territorios propicios para el delito. El ataque en Cuetzalan, aunque sin víctimas, deja al descubierto una realidad persistente: viajar de madrugada en la Sierra Norte sigue siendo un riesgo cotidiano ante la insuficiente respuesta del Estado.






Redacción Paralelo 19




