De Incendios y Participación Ciudadana
Por: Horacio Cano
En días pasados ocurrió un evento en Texmelucan, el cual no podemos pasar por alto, se trata de los incendios en el Totolqueme o de “la chichita” como muchos lo conocemos también, cosa que me motivó a regresar a escribir y comprometerme con la causa, porque como ya lo escribí algún día, escribir siempre compromete. Ante cualquier acontecimiento negativo, siempre tenemos dos opciones, dejar que pasen las cosas, esperando que todo marche bien de forma mágica, pensando que al final todo pasa; o enfrentarlo y buscar las soluciones que tengamos en nuestras manos y entonces hacer que las cosas sucedan en sentido positivo. En mi vida, siempre he intentado elegir la segunda opción y como servidor público, mis jefes, para quienes trabajo, es decir la ciudadanía, podrá estar siempre segura de que para mí la opción nunca será dejar pasar.
Hay muchas cosas que se pueden hacer ante un hecho como este. Fueron más de 35 hectáreas las que fueron afectadas por los incendios de la semana pasada. En mi opinión todas las acciones para enfrentar este problema se pueden clasificar en reacción, investigación y resarcimiento del daño. El primer paso lo dio el Heroico Cuerpo de Bomberos de Texmelucan, que en conjunto con los ejidatarios y ciudadanos voluntarios lograron apagar el fuego, evitando que se propagara aún más; a todos ellos mi más amplio reconocimiento, sin duda reaccionaron a la altura tal y como la situación lo ameritaba. Desde mis atribuciones como Síndico Municipal me toca hacer de conocimiento a las instancias competentes de lo sucedido, además de ser mi obligación legal y moral, es una forma de crear conciencia en la ciudadanía de la gravedad. En congruencia con lo dicho, di vista a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente por sus siglas PROFEPA de lo sucedido y el día martes 11 de abril del presente año, haremos un recorrido por la zona afectada y ellos determinarán los pasos a seguir; la finalidad es evitar que esto vuelva a pasar en nuestro cerro.
Sin duda habrá que resarcir el tremendo daño a uno de los más importantes pulmones del Valle de Texmelucan. Para ello como en muchas otras cosas, no hay que inventar el hilo negó, convendría retomar las jornadas de reforestación hechas por escuelas que ya hacía en la década de los setenta el Maestro Miguel Ángel Martínez Loyola. Para ello tengan la seguridad que recurriremos a las instancias correctas para que se pueda reforestar de forma adecuada y efectiva, que no sea una simple simulación que nos traiga mayores problemas. Esta reforestación por fuerza deberá tener varias etapas, una de ellas el seguimiento que cada ciudadano haga del árbol o arboles que haya ido a plantar.
Como siempre comento, toda acción de gobierno queda incompleta si no hay participación de la ciudadanía. En todos los pasos que demos como autoridad, siempre tienen que ir de la mano de la ciudadanía, de lo contrario, estamos hablando de esfuerzos infructuosos y sin sentido. Sin duda es tiempo de hacer ciudadanía.