Un país sin oposición
Luis David García: Harakiri
Vivimos en un país sin oposición , la realidad es que desde el 2018 cuando Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones , los encargados de generar los contrapesos en México en las distintas cámaras, e incluso en los gobiernos estatales desaparecieron, perdieron la brújula y decidieron ser guiados y acompañados por un grupo de empresarios, que una vez más buscaron proteger los intereses sólo de unos cuantos,
Trabajar para un cierto nicho, que si bien se disfrazó de rosa y pretendió abanderar causas sociales, no logró mover consciencias y nunca entendió las verdaderas necesidades de las personas.
Esto quedó desmostrado en este 2024, cuando perdieron la mayoría de los puestos de elección popular, la mayoría en el congreso de la unión, y en el senado de la república, la mayoría también de las gubernaturas, municipios y regidurías además de las diputaciones locales.
Los históricos partidos que en algún momento representaron a las instituciones, la transición y el cambio de gobierno, fueron hechos a un lado por los miles de ciudadanos que recibieron por parte del partido en el poder dádivas y apoyos que nunca en la historia les habían sido dados.
A nivel nacional uno de sus principales aliados, el PRD perderá el registro, luego de la historia de Cárdenas, y el propio López Obrador hoy sus representantes quedan a la deriva. Mientras que el PRI y el PAN no sólo fueron derrotados por morena, sino que con una canción y un grupo de influencers políticos, pasaron a ser tercera fuerza en distintas entidades.
Movimiento Ciudadano tendrá una gran responsabilidad para no ser complice, mientras que los absolutos ganadores deberán ejercer con responsabilidad y compromiso, la tarea de autoregularse para evitar caer en actos de corrupción, abusos, acuerdos en lo obscurito y el manejo del poder a complacencia.
A pesar de esta situación, los representantes de la escueta oposición, no buscan como reagruparse y tratar de abanderar ahora si las demandas de la ciudadanía, sino que siguen sin recibir la dosis de realidad necesaria, y luchan por las sobras , por las prerrogativas y lo poco que queda para seguir vivir del dinero público, y esas, son chingaderas.