Un Destello de Esperanza: De México a Venezuela
El reciente aparente triunfo electoral de Nicolás Maduro no sorprende a nadie que haya seguido la evolución de regímenes autoritarios en América Latina. La reelección del líder venezolano refleja una narrativa política que México conoció bien durante los setenta años de dominio del PRI, ambos expertos en manipular las herramientas e instituciones democráticas a su favor.
Maduro, el ex conductor de autobús convertido en dictador, parece seguir el guion no escrito del PRI. Sus elecciones han estado plagadas de tácticas de control, desde “ratones locos” que multiplicaban votos, hasta apagones y amenazas para asegurar la victoria. Este cóctel de manipulación es una lección bien aprendida de los maestros del fraude electoral.
Los paralelismos entre ambos regímenes son escalofriantes. Tanto el PRI de Salinas, como Maduro han dominado a través de la corrupción electoral, controlando los medios y suprimiendo la oposición. Bajo su vigilancia, ambos países han experimentado un deterioro económico y social. Venezuela enfrenta una crisis humanitaria sin precedentes, mientras que México sufrió bajo una economía manipulada, apuntalada con alfileres, inflaciones y un sistema político cerrado.
El debate en torno a las recientes elecciones en Venezuela es un eco del pasado mexicano. Algunos defienden a Maduro por mantener viva la llama del chavismo, mientras que la comunidad internacional denuncia un proceso lleno de irregularidades. Este contraste refleja divisiones internas y una percepción internacional dividida sobre la legitimidad de su mandato.
A pesar de las sanciones impuestas por Estados Unidos y el aislamiento internacional, Venezuela ha encontrado maneras de sobrevivir, apoyándose en alianzas estratégicas con países como Cuba, Irán, China y Rusia. La resiliencia de estos regímenes demuestra cómo la corrupción y el autoritarismo pueden adaptarse y sobrevivir a través de las décadas.
Sin embargo, hay un halo de esperanza. México logró un cambio democrático significativo con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de México en 2018, luego de que el sistema electoral le quitó el triunfo en dos ocasiones anteriores, quien rompió con décadas de dominio del PRIAN, y trajo una nueva esperanza de justicia y transparencia. Este cambio nos recuerda que, aunque la lucha sea ardua, la justicia puede llegar.
La historia de Maduro y del PRI es un recordatorio de que la esperanza de un sistema político justo y transparente aún puede florecer. Los ciudadanos de Venezuela, como los mexicanos antes que ellos, siguen esperando ese cambio. La esperanza es lo último que muere, y, como en México, un día llegará la justicia para el pueblo venezolano.
Gerardo Herrera López es Director Editorial de AG Medios Noticias, Columnista para W Radio Puebla, Conductor del Programa Zona de Fuego.
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