Todo el mundo sabe que los dados están cargados y aun así siguen apostando

Todo el mundo sabe quién es el verdadero dueño del Partido Fuerza por México y cómo, desde el morenovallismo, se le inyectó muchísimo dinero; quién lo revivió y lo metió con calzador a esa cosa que han llamado “el segundo piso”. Lo volvieron de la presunta izquierda y ahora se desgarran las vestiduras porque hizo lo que sólo sabe hacer: inflar para que le inflen votos. Todo el mundo sabe que, en el 2027, Fuerza por México tendrá la función de quitar votos a la oposición, si es que aún existe, como lo hace el Partido Verde y el del Trabajo. Todo el mundo sabe que no pasará absolutamente nada y que recibirá sus prerrogativas.

Todo el mundo sabe que el video del secretario general panista Marcos Castro con la guardia de seguridad del CDE del PAN (en el que ambos caminan tomados de sus manitas) estaba en propiedad de la presidenta de ese partido desde hace más de un año y que ahora que salió a la luz pública, el tema de las traiciones internas volvió a la mesa de discusión. Todo el mundo sabe que en la campaña, en el PAN, lo que más abundaron fueron las delaciones y las deslealtades, la venta y la compra.

Todo el mundo sabe que hacer una sesión del partido albiazul para expulsar a más de 600 panistas no sirve de absolutamente nada, al contrario, muchos de los expulsados estarán felices de ir a la gran bolsa de trabajo que se abrió en Morena. Además, no pueden iniciar una eliminación sin antes valorar por qué perdieron de esa manera y por qué fueron humillados en la ciudad de Puebla, donde gobiernan. Todo el mundo sabe que juegan al Pipitoche (pendejo de día y pendejo de noche, Germán Sierra dixit).

Todo el mundo lo sabe.

Todo el mundo sabe que las calles de Puebla, después de las elecciones están sucias, descuidadas, los camellones de la avenida Juárez no los han podado, la inseguridad sigue incrementando, todo el mundo sabe cómo va a terminar esa administración, pese a todos los desfiguros que hacen para quedar bien con los que llegan.

Todo el mundo sabe que si en este momento la empresa Massive Caller manda a hacer una encuesta de las elecciones en Estados Unidos, Xóchitl Gálvez aparecería como ganadora por dos a uno sobre Kamala Harris y Donald Trump, aunque no compita. No pregunten cómo lo sé, pero es que todo mundo lo sabe.

Todo mundo sabe que hoy el periodismo enfrenta una de sus mayores crisis, sin duda, un gran número de periodistas no sólo no leen, no ven, no escuchan. Sólo son cifras, números y repetir como grabadoras Panasonic lo que les dicen o lo que otros interpretan. Todo mundo sabe que en parte es verdad y en parte no tanto, porque también es un discurso generado por los asesores de los políticos para que sólo se contrate esos que se hacen llamar influencers y se haga a un lado al verdadero periodista, porque todo el mundo sabe que son un grano en e culo o un dolor de gónadas. Mientras haya política habrá periodistas, la lucha del hombre por tratar de conquistar el espíritu es más vieja que nosotros mismos, pese a que cada vez seamos un algoritmo.

Todo el mundo sabe.

Lo escribió hace años Leonard Cohen: “todo el mundo sabe que el rico es más rico y el pobre es más pobre”.

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