Zacatlán; cuna de la cultura entre las nubes
Zacatlán de las Manzanas, es uno de los municipios más importantes del Estado de Puebla y sin duda alguna, el más importante de la zona norte del estado. Sus tantas particularidades que lo hacen tan especial y diferente de entre los demás municipios, quizás surjan debido a su geografía: extendidos valles en medio de una accidentada serranía siempre verde, lluviosa, y por supuesto, cubierta de niebla.
Esta cabecera municipal es bien conocida nacionalmente por su relevante producción de manzanas y productos derivados de éstas, mismos que se transportan hacia diferentes puntos del país e incluso, llevándolas fuera de nuestro territorio nacional. Sin embargo, la manzana no es la única perla que esconde el caparazón montañoso que rodea Zacatlán, y es que, detrás de las nubes que difuminan una brisa en el paisaje, podemos hallar la capital cultural de la Sierra Norte de Puebla.
Tras mi primer viaje al municipio de Zacatlán, el cual ocurrió a mediados del mes de agosto, mi sorpresa fue inmediata en el trayecto mismo, pues la niebla se hizo presente desde nuestro arribo. Y a pesar de esa nubosidad que difuminaba la vista, pude percibir la esencia mística y empapada de la lluvia del sincretismo que tanto caracteriza a nuestro país. ¿Dónde encontramos este riquísimo mestizaje? Definitivamente, puede percibirse un Zacatlán totalmente distinto al que mi padre me describía en mi infancia: ya no es un área de población reducida con tintes rurales y deseos de crecimiento, en realidad, se ha convertido en una urbe montada en el tren del progreso, pero conservando esos reflejos pintorescos de un pueblo mágico, reconocimiento oficial que recibió en el 2011.
¿Qué es lo que ha permitido recibir esta distinción de Pueblo Mágico? Si fuese breve, diría que todo. Y si mi aliento se tornara detallado, entonces comenzaría con el zócalo mismo, que asemeja a partir de su arquitectura, la vida de siglos atrás; un Palacio de Gobierno abriendo sus extendidas alas para recibir a la cultura, a los productos regionales e incluso librerías de alto impacto. Asimismo, aristando los extremos de la plaza, dos iglesias de altas columnas que nos relatan el amplio legado colonial. Y por supuesto, adornando los techos que recorren las aceras, los tradicionales tejados que reafirman el espíritu pintoresco de Zacatlán.
Sin embargo, la magia no termina allí, pues en el recorrido de sus callejones y su calle principal, vamos hallando edificaciones de estilo austriaco, comercios diversos, y los primeros trazos de un largo y bellísimo recorrido de vitromurales que hacen única a esta Cabecera Municipal. El inicio del recorrido nos acerca a la orilla del precipicio, donde hallamos el magnífico y popular mirador. Cuánta belleza en una misma esquina, y cuánto misticismo en aquella escena donde, a la caída del manto nuboso, la ligera luz lunar y el alumbrado público, nos dotaban de un paisaje que anunciaba, a nuestras espaldas, un precipicio donde no podíamos divisar el borde ni la caída, a los costados, los multicolores vitromurales que doblan la altura de un hombre promedio, y frente a ellos, un cementerio que data de al menos un par de siglos atrás. El escenario era sin duda alguna, un recuerdo a perdurar en nuestro cuerpo y memoria.
Y aunque todo este recorrido pintoresco, nuboso, místico y cafetero pareciese únicamente para adultos, Zacatlán muestra un turismo disponible para cualquier tipo de aventura o edad, siendo uno de los principales destinos para el ecoturismo en el país, con escenarios que dibujan un paisaje irlandés o escoces, de profundas planicies verdes, como Valle de Piedras Encimadas, o las múltiples cascadas que rodean este pueblo mágico. Aunque, para aquellos que buscan el aislamiento para combatir el murmullo estridente de las grandes ciudades, Zacatlán ofrece cientos de opciones de cabañas ideales para viajes en pareja o en familia.
Sin embargo, Zacatlán no solamente son la remembranza de tiempos antiguos en sus tejados, tampoco el dulce aroma del pan recién horneado de la tradicional Panadería Vázquez, el profundo verde de sus extendidos valles, el vistoso y multicolor museo infantil de los vitromurales o la suave brisa de la niebla que moja las mejillas con su tacto; Zacatlán es su gente, es la calidez del comerciante, el compromiso de la población por continuar haciendo crecer este municipio.
No podría dejar de agradecer a toda la bellísima gente que me mostró, a mí y a mi familia, la perla que se esconde detrás el manto de niebla que arropa a este pueblo mágico que, como su reconocimiento bien lo enuncia, es una latitud con magia, sincretismo, calidez y una capital de la cultura mexicana en medio de la Sierra Norte de Puebla.
Felicitamos el fantástico proyecto del Presidente Municipal Pepe Márquez, hombre que ha crecido en Zacatlán, y ha visto su municipio crecer enormemente bajo sus manos. Deseamos, de misma manera, la mejor de las suertes a Bety Sánchez, Presidenta Municipal electa y heredera de la representación gubernamental de esta tierra que asoma sus maravillas acuñadas en el lecho de la niebla.
Por: Javier Gutiérrez Lozano