Hasta siempre presidente

Violeta Becerril

El 30 de septiembre de 2024 será un día marcado por la melancolía para millones de mexicanos, incluidos aquellos que, como yo, hemos seguido con fervor el camino de nuestro presidente. En el último suspiro de ese día, se extinguirá el gobierno del primer presidente de la República Mexicana surgido de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador. Su llegada al poder no solo fue histórica, sino que simbolizó la esperanza de muchos que anhelaban una transformación en un país que, durante más de tres décadas, fue gobernado por una élite corrupta, racista y clasista, que dejó a millones en la orfandad.

Bajo su liderazgo, la Cuarta Transformación emergió como un faro de justicia, democracia e inclusión. Este periodo ha sido sinónimo de lucha contra la corrupción y un llamado a la transparencia, al tiempo que se han cancelado privilegios que antes eran moneda corriente. Se ha impulsado la libertad de expresión, aunque algunos medios opten por ignorar esta realidad, y se ha promovido la austeridad en la administración pública. Todo esto ha estado dirigido hacia un objetivo primordial: la justicia social.

Los logros de la Cuarta Transformación son evidentes: desde la certeza económica para los adultos mayores hasta la generación de oportunidades laborales para los jóvenes. La implementación de programas como el apoyo a las familias con hijos de madres trabajadoras y la atención a la población con discapacidad, son claros ejemplos de una administración que buscó dignificar a cada rubro y rincón de nuestro país. Se trabajó por las causas, atendiendo y reconociendo la importancia de la reforestación y se ha entendido que el desarrollo económico no debe ser excluyente, sino que debe abarcar a aquellos que sueñan con emprender y crecer.

Este gobierno también ha marcado un hito al señalar que la condonación de impuestos a grandes empresas ya no será aceptable, y que primero está la soberanía nacional que vimos trasformada y que fue defendida a capa y espada.
La ciudadanía ha adquirido un nuevo derecho: el acceso a la información, y se ha reafirmado el derecho de los medios de comunicación a ejercer su labor sin condicionamientos. La vida pública se ha vuelto más transparente, un principio fundamental que debe perdurar en el tiempo.

Las acciones implementadas por López Obrador son solo una fracción de su legado. Por eso, el 30 de septiembre, millones de mexicanos nos uniremos en un luto colectivo, que nos llenó de incontables alegrías. La partida del presidente más legitimado del México moderno deja un vacío que será difícil de llenar. La hermosa ciudad de Palenque será su nuevo hogar, pero su huella permanecerá en las calles y plazas de nuestro país.

Hasta siempre, presidente. Te vas, pero tus enseñanzas perduran. Iniciaste una transformación que ha construido un México para todas y todos. La frase que resonó en tantos corazones, “¡Es un honor estar con Obrador!”, quedará grabada en la memoria colectiva de nuestra nación.

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