Los retos del PAN en Puebla
Luis David García
El peso de la historia reciente del Partido Acción Nacional pesa como una losa.
Y es que el PAN en Puebla ha sido, en los últimos años un cúmulo de malos resultados y un campo de batalla entre diversos grupos de poder que en pocas ocasiones ha logrado una verdadera unidad, sin embargo, pareciera que, en esta ocasión, Eduardo Rivera y su grupo han logrado lo impensable, reunir a todos los activos del Partido… aunque sea en su contra.
En este momento crucial para el albiazul en la entidad, Mario Riestra Piña ha levantado la mano y se perfila como el líder que podría reorientar el rumbo de la oposición en el estado. Sin embargo, su candidatura para la presidencia del Comité Directivo Estatal (CDE) llega en un contexto marcado por disputas internas que amenazan con fracturar aún más al partido.
A su proyecto se han sumado a decir de Mario, 65 consejeros de los 114 que votaran el próximo 15 de diciembre, Genoveva Huerta, Filomeno Sarmiento y otros panistas como Mónica Rodríguez Della Vecchia, Edmundo Tlatehui, Carolina Beauregard y Rafael Micalco entre otros, lo que le otorgaría el 57 por ciento de las votaciones y una virtual victoria que no está exenta de polémica, pues las tensiones internas siguen siendo una constante.
Lo cierto es que la próxima dirigencia debe tener claro el contexto electoral; desde el 2018 el PAN en Puebla ha perdido fuerza y la debacle sufrida de manera reciente ha marcado una línea clara entre quienes buscan solamente vivir del erario y quienes buscan rescatar a una fuerza política que llevó las riendas del país y el estado no hace mucho.
Ante la creciente popularidad de Morena, el PAN se enfrenta al reto de posicionarse como una alternativa seria y confiable para el electorado poblano. Este reto será aún más difícil si no logran resolver sus diferencias internas y trabajar en un proyecto coherente y con propuestas concretas.
Riestra Piña ha sido claro en su discurso al señalar que, para recuperar la fuerza electoral que el partido ha perdido en los últimos años, la unidad es indispensable. Sin embargo, esta unidad no será un proceso sencillo ni rápido. Enfrentarse a los intereses y egos de los distintos grupos dentro del PAN será un obstáculo más a superar. La fragmentación interna puede ser fatal si no se logran establecer acuerdos y mecanismos de conciliación efectivos. La falta de un liderazgo sólido en el pasado reciente ha dejado heridas abiertas, y ahora, Riestra tiene la tarea de sanar esas grietas si quiere tener éxito en su misión.
Además, está el tema de las alianzas. El PAN en Puebla no puede permitirse seguir siendo un partido aislado o en constante competencia interna. En un escenario político cada vez más polarizado, el PAN deberá buscar alianzas estratégicas que le permitan reforzar su presencia frente a los rivales más fuertes.
La batalla por la presidencia del Comité Directivo Estatal del PAN es solo el primer paso. El verdadero reto comenzará cuando se tenga que enfrentar, no solo a sus adversarios externos, sino a las profundas divisiones que podrían sabotear sus esfuerzos para reconstruir al partido desde adentro.