100 días de Armenta; seguridad y justicia
La seguridad pública ha sido declarada abiertamente como la prioridad número uno de Armenta en este inicio de gobierno. Desde el día siguiente a su toma de protesta, el gobernador mostró decisiones concretas: entregó 50 nuevas patrullas equipadas con tecnología avanzada a la Policía Estatal, reforzando la presencia policial en las calles.
Además, puso en marcha un nuevo Centro Integral de Seguridad en San Martín Texmelucan, estratégico para vigilar el llamado “Triángulo Rojo” (zona antes golpeada por el robo de combustible) con módulos de vigilancia y equipo de última generación.
En sus conferencias matutinas –ha imitado el modelo de la “mañanera” presidencial a nivel estatal– Armenta ha detallado una estrategia de seguridad basada en la coordinación diaria entre fuerzas locales y federales: “Tenemos el respaldo pleno de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Guardia Nacional; nos reunimos todos los días con la Fiscalía y el Poder Judicial”, ha señalado. El gobierno estatal instaló monitoreo permanente en 30 puntos clave de las fronteras de Puebla con estados vecinos, buscando “blindar” al estado en su primer año contra la delincuencia organizada. Según Armenta, este no ha sido un plan improvisado: “No es un tema de ocurrencias ni un asunto aislado; estamos haciendo análisis científico de la conducta delictiva… Se tienen resultados, ya vieron la estadística, y así vamos a seguir”, aseguró, atribuyendo la frase a los datos que comienzan a reflejar mejoría.
Los indicadores iniciales de seguridad respaldan en parte ese optimismo oficial. De acuerdo con el gobierno estatal, en el primer bimestre de 2025 Puebla registró una disminución en ocho delitos de alto impacto en comparación con el mismo periodo del año anterior. Delitos como robo de vehículo con violencia, robo a casa habitación, robo a transporte de carga, asaltos a negocio y a transeúntes, robo bancario, fraude e incluso abuso sexual habrían mostrado reducciones notables, según datos de la Fiscalía General del Estado.
Asimismo, las cifras federales ubican a Puebla en el lugar 17 nacional en tasa de homicidios dolosos, cuando a finales de 2024 ocupaba el 12. Esto implica un descenso en violencia letal que la administración atribuye a la eficacia de su estrategia conjunta. Si bien es pronto para cantar victoria, estos primeros resultados permiten al gobernador afirmar que Puebla empieza a ser más segura. Incluso se ha destacado la reciente desarticulación de bandas dedicadas al robo en carreteras y el combate al huachicol (robo de combustible), en coordinación con fuerzas federales.
En materia de justicia y atención a víctimas, Armenta ha impulsado acciones concretas durante estos meses. Una de las más visibles es la inauguración de las Casas “Carmen Serdán” –seis centros regionales ubicados en Puebla capital, Acatlán, Izúcar de Matamoros, Huauchinango, Zacatlán y Teziutlán– destinados a brindar refugio temporal y acompañamiento integral a mujeres y niños víctimas de violencia.
En estos espacios, que operan en coordinación con el DIF Estatal y la Fiscalía, se ofrece protección, asesoría legal y psicológica,
buscando atender de raíz la problemática de violencia de género. Este programa de refugios (que en campaña Armenta se refirió como “Casas Violeta”) conecta seguridad con bienestar social, y va de la mano con iniciativas como la mencionada Banca de la Mujer. “Justicia, seguridad y riqueza comunitaria son los ejes… en estos casi cien días hemos logrado cosas extraordinarias porque estamos trabajando con la sociedad”, aseguró el gobernador en días recientes, al anunciar que presentará su informe de 100 días destacando estos rubros.
La participación ciudadana, de hecho, ha sido un componente del enfoque de seguridad: la administración organizó ya más de mil asambleas comunitarias en colonias y juntas auxiliares de todo Puebla, donde autoridades y vecinos dialogan para identificar problemas locales y co-crear soluciones. Este modelo de proximidad social recuerda al que Armenta practicó durante su campaña, y busca reconstruir tejido social como base de la seguridad. El reto, sin embargo, seguirá siendo enorme: consolidar la baja en delitos y traducir la estrategia en una percepción de seguridad duradera en las calles. Por ahora, el gobierno celebra que en 100 días no se han dado eventos de alto impacto multitudinario y que Puebla se mantiene en relativa calma, pero reconoce que no bajará la guardia. “Blindar” Puebla en un año es la meta ambiciosa que Armenta se impuso; los próximos meses dirán si esa aspiración se encamina a cumplirse.