La poesía: origen, evolución e intención

La poesía es una de las formas más antiguas de expresión artística. Surgió mucho antes de la escritura, como parte de las tradiciones orales de las primeras civilizaciones. Los cantos, himnos y relatos rítmicos permitían transmitir conocimientos, emociones y mitos de generación en generación.
Primeras obras poéticas:
Poema de Gilgamesh (Mesopotamia), Enuma Elish (Babilonia), Vedas (India), La Ilíada y La Odisea (Grecia).
La poesía no tiene un único lugar de origen. Diversas culturas la desarrollaron simultáneamente como parte de sus rituales, creencias y narraciones:
Diversas regiones del mundo han desarrollado expresiones poéticas únicas que reflejan sus culturas, creencias y formas de ver el mundo. En Mesopotamia, el Poema de Gilgamesh destaca por su carácter épico y mitológico, ofreciendo una visión ancestral de la heroicidad y la divinidad. Egipto nos legó los Textos de las Pirámides, cuya poesía tiene un tono profundamente religioso y ceremonial, ligada al culto y al más allá.
La India brilla con obras como el Ramayana y el Mahabharata, que son textos filosóficos y espirituales, repletos de enseñanzas éticas y místicas. En China, los poemas de Li Bai y Du Fu exploran la naturaleza y la introspección, con una sensibilidad artística que mezcla lo externo y lo interno.
Grecia clásica produjo obras de figuras como Homero y Safo, combinando lo épico, lo lírico y lo dramático en composiciones que aún influyen en la literatura occidental. Japón, por su parte, desarrolló formas breves como el Haiku y recopilaciones como el Manyoshu, centradas en la contemplación y la brevedad poética.
Por último, en África destaca la Epopeya de Sundiata, una manifestación oral, musical y comunitaria que transmite historia y valores a través de la narración colectiva.
La poesía ha evolucionado a lo largo de los siglos, adaptándose a los contextos culturales y sociales:
Antigüedad: Poesía épica y religiosa (Gilgamesh, Vedas, Homero)
Edad Media: Poesía mística y cortesana (troveros, juglares)
Renacimiento: Humanismo y belleza formal (Garcilaso, Shakespeare)
Barroco: Conceptismo y profundidad emocional (Góngora, Sor Juana)
Romanticismo: Sentimiento, libertad y naturaleza (Bécquer, Byron)
Modernismo: Renovación estética y simbolismo (Rubén Darío)
Siglo XX y XXI: Experimentación, denuncia social y diversidad
La poesía nace como una necesidad humana de expresar lo inefable: emociones, pensamientos, visiones del mundo. Su intención puede ser:
Estética: Buscar la belleza en el lenguaje
Emocional: Transmitir sentimientos profundos
Social: Denunciar injusticias o celebrar valores
Espiritual: Explorar lo trascendente
Memoria colectiva: Preservar historias y tradiciones
Al explorar la poesía universal, encontramos figuras emblemáticas que reflejan la riqueza cultural de sus respectivos países. Desde Grecia, Homero se distingue por sus epopeyas clásicas: La Ilíada y La Odisea, pilares de la narrativa épica. En el mismo país, Safo dejó huella con su lírica amorosa, íntima y profundamente emotiva.
Desde Roma, Virgilio aporta La Eneida, una obra que conjuga mito y nacionalismo romano. En China, Li Bai representa la poesía taoísta, caracterizada por su conexión con la naturaleza y la búsqueda espiritual.
México nos ofrece a Sor Juana Inés de la Cruz, cuya obra barroca incorpora reflexiones sobre el feminismo y el conocimiento. También destaca Octavio Paz, con una poesía que entrelaza filosofía y modernismo, desafiando las convenciones poéticas.
Desde Estados Unidos, Walt Whitman revoluciona el verso libre con su obra Hojas de hierba, celebrando lo cotidiano y lo trascendente. En Chile, Pablo Neruda combina el amor y la política en textos como Veinte poemas de amor y una canción desesperada, donde la emoción se funde con el compromiso social.
Finalmente, en España, Federico García Lorca fusiona el folclor con el surrealismo, creando una poesía vibrante y simbólica que evoca la profundidad del alma humana.
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Fernando Padilla Farfán




