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Alejandro Armenta y Claudia Sheinbaum: Un equipo para transformar Puebla

En un evento histórico para México, Alejandro Armenta, gobernador electo de Puebla, acompañó a Claudia Sheinbaum en su toma de protesta como la primera presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Este momento marca un hito para el país y para las mujeres mexicanas, simbolizando el inicio de una nueva etapa de transformación, justicia y bienestar social.

En su mensaje, Armenta destacó: “Es tiempo de mujeres, hay que entenderlo así, es tiempo de transformación, la segunda transformación que ha comenzado el presidente Andrés Manuel López Obrador, y es un mensaje claro: con el pueblo todo, sin el pueblo nada. Así vamos a trabajar en Puebla”. De esta manera, el próximo mandatario refrendó el compromiso de su gobierno con los valores de justicia social y la participación activa del pueblo en cada acción.

El gobernador electo también subrayó el impacto del humanismo mexicano que encabeza la presidenta Sheinbaum y señaló que será fundamental para la lucha por los derechos sociales en Puebla: “El humanismo mexicano que encabeza la doctora Claudia Sheinbaum se transforma en la vigencia de los derechos sociales en Puebla, en la lucha contra la inseguridad, en la defensa de las mujeres y los jóvenes; en el apoyo a los migrantes y a los micros, pequeños y medianos empresarios”.

Armenta reiteró que bajo su liderazgo, Puebla será un eje clave en el desarrollo del sur-sureste de México: “Puebla tiene que ser la capital de la transformación y la tecnología en esta región del país”. Con esta visión, Armenta busca posicionar a Puebla como un referente de innovación y progreso, alineado con los objetivos del proyecto de nación de la presidenta Sheinbaum Pardo.

Este día representa no sólo la consolidación de un proyecto de nación, sino el inicio de una nueva esperanza para todas y todos los mexicanos, especialmente para las y los poblanos que, de la mano de Alejandro Armenta, se suman a la construcción de un México más justo, igualitario y próspero; bajo el principio máximo de que la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, con el pueblo todo, sin el pueblo nada.

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