Feria del libro, inseguridad y crisis hídrica definieron el panorama de julio

El mes de julio inició en Puebla con la apertura de la Primera Feria Internacional del Libro, instalada en el Zócalo, el Teatro de la Ciudad y recintos del Centro Histórico. Desde el dos de julio, estudiantes, familias y visitantes recorrieron stands editoriales, conversatorios y presentaciones artísticas. El encuentro incluyó lecturas públicas, talleres y mesas temáticas sobre derechos humanos, memoria, periodismo y cultura de paz. La actividad consolidó a la capital como punto de reunión cultural y generó un flujo constante de visitantes en la zona.

En paralelo, durante el primer fin de semana del mes, se registró una nueva ola de asaltos en el transporte público, principalmente en rutas del sur de la ciudad y corredores que conectan con la CAPU. Usuarios documentaron los hechos y reportaron amenazas con armas blancas. Las autoridades municipales activaron operativos, filtros de revisión y patrullajes en paraderos; informaron detenciones y el aseguramiento de motocicletas vinculadas a los robos. El episodio reiteró la vulnerabilidad del transporte como uno de los principales retos de seguridad urbana.

A mediados de julio, la ciudad enfrentó lluvias de intensidad inédita que superaron los registros históricos de precipitación en un solo día. Las inundaciones afectaron colonias del norte, nororiente y sur, así como municipios conurbados. Hubo viviendas dañadas, arrastre de vehículos y cortes de energía. Equipos de Protección Civil, bomberos, Ejército y Guardia Nacional realizaron evacuaciones y auxilios. Las afectaciones revelaron limitaciones de la infraestructura hidráulica frente al crecimiento urbano y las variaciones climáticas.

El quince de julio, docentes poblanos encabezaron movilizaciones nacionales en rechazo a lineamientos federales relacionados con evaluación y reorganización laboral. Las marchas recorrieron calles del Centro Histórico, generaron cierres viales y exigieron mesas de diálogo con autoridades estatales y federales. El magisterio planteó la necesidad de mecanismos permanentes de negociación ante escenarios de reforma educativa.

Tres días después, autoridades estatales y federales informaron la detención de una banda dedicada al robo de combustible que operaba entre Puebla y Veracruz. El operativo incluyó el aseguramiento de pipas, armas, tomas clandestinas e inmuebles utilizados como centros de distribución. Las investigaciones apuntaron a vínculos con redes de lavado de dinero y robo al transporte. El aseguramiento fue considerado uno de los golpes relevantes del año contra el huachicol en la región.

En el ámbito nacional, el veintiuno de julio el gobierno federal anunció el reforzamiento de la frontera sur ante el incremento de flujos migratorios provenientes de Centroamérica y Sudamérica. La medida incrementó la presencia de migrantes en terminales, vías férreas y albergues en Puebla, donde organizaciones civiles reportaron saturación y demanda de atención humanitaria. El fenómeno reafirmó el impacto local de dinámicas migratorias regionales.

El veinticinco de julio, las dirigencias partidistas en Puebla iniciaron ajustes internos con miras a la elección de 2027. Morena, PRI y PAN realizaron giras, reuniones privadas y movimientos en cabildos y comités, mientras perfiles emergentes comenzaron a posicionarse en espacios públicos y redes. Los cambios anticiparon una disputa política que se desarrolla con varios años de antelación.

El mes concluyó con protestas vecinales en colonias del sur de la capital por desabasto prolongado de agua potable. Los habitantes bloquearon vialidades ante lo que calificaron como fallas en el suministro y cobros irregulares. El ayuntamiento y la concesionaria anunciaron un plan emergente mediante pipas y trabajos de reparación, aunque los inconformes señalaron que las medidas no resolvían el problema de fondo. La crisis del agua cerró julio como uno de los temas centrales en materia de servicios urbanos.