¿Qué sigue tras la muerte del Papa Francisco? La profecía del Papa que continúa

- El fallecimiento del Papa Francisco marcaría el inicio de un complejo proceso eclesiástico para elegir a su sucesor. Entre los ritos solemnes del Vaticano y la mítica “profecía de los papas”, el mundo vuelve sus ojos a Roma.
Ciudad del Vaticano.– Ante el eventual fallecimiento del Papa Francisco, líder de la Iglesia Católica desde 2013, el Vaticano activaría de inmediato uno de los protocolos más antiguos y solemnes del cristianismo: el Sede Vacante. Este periodo, que inicia con la confirmación oficial de la muerte del pontífice, da paso a una serie de rituales, rezos y deliberaciones para elegir a un nuevo Papa, líder espiritual de más de 1,300 millones de fieles en todo el mundo que debe comenzar 15 días después de que queda vacante la sede.
¿Qué pasa cuando muere un Papa?
Lo primero es el anuncio oficial de la muerte, que tradicionalmente lo hace el Camarlengo, quien también verifica el deceso. Posteriormente, se retira el Anillo del Pescador (símbolo del poder papal) y se destruye para evitar su uso indebido. Se celebran entre 9 y 13 misas llamadas novendiales, y se convoca al Colegio Cardenalicio para preparar el Cónclave.
¿Cómo se elige al nuevo Papa?
El Cónclave es una reunión privada y secreta de cardenales menores de 80 años que se realiza en la Capilla Sixtina. A puerta cerrada, los purpurados votan hasta alcanzar una mayoría de dos tercios. Una vez que se elige a un nuevo pontífice, se realiza el anuncio público con la tradicional frase “Habemus Papam”, y el nuevo Papa aparece en el balcón de la Basílica de San Pedro para dar su primera bendición.
Pero antes, durante las votaciones, los cardenales reciben una papeleta en la que deben escribir el nombre del candidato que proponen como próximo líder de la Iglesia. Encima de ese nombre figura la fórmula en latín “Eligo in Summum Pontificem”, es decir, “elijo como Sumo Pontífice”. Uno a uno, y respetando el orden de antigüedad, los cardenales caminan hacia el altar para depositar su voto en una urna ceremonial.
Está prohibido que un cardenal vote por sí mismo, y el escrutinio requiere una mayoría calificada: el aspirante debe reunir dos tercios de los votos para ser proclamado Papa. Si no se logra ese número, se llevan a cabo más rondas de votación, con un máximo de cuatro al día.
Para proteger la confidencialidad del proceso, el Papa Juan Pablo II estableció en 1996 que no se permita ningún tipo de grabación. Desde entonces, personal técnico inspecciona cuidadosamente el recinto antes de iniciar las deliberaciones, asegurando que no haya cámaras ni micrófonos ocultos. Una vez finalizada cada ronda, las boletas se queman. Si el humo que emerge de la chimenea es negro, significa que no hay un resultado definitivo. Pero cuando el humo es blanco, el mensaje es claro y esperado por millones de fieles: hay un nuevo Papa.
¿El último Papa? La inquietante profecía de San Malaquías
En medio del luto y la expectativa, vuelve a cobrar relevancia la antigua profecía de los papas, atribuida a San Malaquías, un obispo irlandés del siglo XII. Este texto enumera a 112 pontífices desde el Papa Celestino II (1143) hasta el “último Papa”, identificado simbólicamente como Pedro el Romano. Según algunos intérpretes, el Papa Francisco sería el número 112, lo que ha generado especulaciones sobre el fin de una era en la Iglesia Católica.
Aunque la Iglesia no reconoce oficialmente esta profecía, su coincidencia con algunos hechos históricos ha avivado el interés y la preocupación en sectores religiosos y esotéricos. Sin embargo, expertos en historia eclesiástica piden cautela y recuerdan que muchas de estas predicciones son interpretaciones abiertas y simbólicas.
Entre tanto, uno de los nombres que suenan para tomar el cargo al frente de la Iglesia Católica está Robert Sarah de Guinea, hombre negro que podría suceder y liderar.
Un momento decisivo para la Iglesia Católica
La muerte del Papa Francisco, quien ha sido una figura clave en la modernización del Vaticano, la apertura hacia temas sociales y el diálogo interreligioso, supondría un momento crucial no solo para los fieles, sino también para el equilibrio espiritual, político y diplomático del mundo católico.
Mientras el mundo espera, la historia milenaria del Vaticano se prepara para escribir su próximo capítulo.






Redacción Paralelo 19




