EE.UU. y China dan un giro en su guerra comercial con una reducción histórica de aranceles

• Durante 90 días, las potencias alivian tensiones con una baja temporal de aranceles: un respiro para los mercados globales y un gesto hacia una relación comercial más equilibrada.

En un movimiento inesperado pero significativo, Estados Unidos y China han alcanzado un acuerdo temporal para reducir drásticamente sus respectivos aranceles a las importaciones, una decisión que marca un importante punto de inflexión en su prolongado enfrentamiento comercial. La tregua, que entrará en vigor el próximo 14 de mayo, tendrá una duración inicial de 90 días y establece una reducción mutua de los impuestos a la importación: del 145% al 30% por parte de EE.UU., y del 30% al 10% por parte de China.

El anuncio se dio a conocer tras un encuentro clave entre representantes de ambas naciones celebrado en Suiza, donde por primera vez desde la imposición de fuertes aranceles por parte del presidente Donald Trump, se retomaron conversaciones de alto nivel. El Secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, fue el encargado de comunicar el acuerdo, subrayando el compromiso conjunto de evitar un “desacoplamiento económico” total entre las dos potencias.

“Los niveles arancelarios que manejábamos eran similares a un embargo. Ninguna de las partes desea eso. Queremos comercio, pero un comercio más justo y equilibrado”, afirmó Bessent.

La guerra comercial entre China y EE.UU., que escaló rápidamente desde 2018, había generado una ola de incertidumbre en los mercados financieros globales. Las medidas proteccionistas afectaron no solo al comercio bilateral, sino también a industrias clave y al transporte marítimo, que experimentó una caída notable en el número de buques chinos arribando a puertos estadounidenses. En el caso de China, el impacto interno fue evidente: fábricas ralentizadas, despidos masivos y reducción en la producción destinada al mercado estadounidense.

Como parte del nuevo pacto, Washington mantiene ciertas disposiciones estratégicas, incluyendo una presión diplomática adicional para que Pekín refuerce su lucha contra el tráfico de fentanilo, una sustancia opiácea que ha generado una crisis de salud pública en Estados Unidos.

Desde Beijing, el Ministerio de Comercio celebró el acuerdo como un “paso crucial para resolver las diferencias” y destacó la intención de continuar las conversaciones para profundizar en la cooperación bilateral. Ambas partes acordaron la creación de un mecanismo de diálogo permanente, liderado por el propio Bessent y el viceprimer ministro chino, He Lifeng, que podría reunirse tanto en EE.UU. como en China en el futuro cercano.

Este acercamiento, aunque provisional, ha sido recibido positivamente por analistas internacionales, que lo ven como un primer paso hacia la estabilidad económica global.

“Este acuerdo no resuelve todo, pero representa un cambio de tono significativo”, opinó un economista del Peterson Institute for International Economics.

La comunidad internacional y los mercados estarán atentos al desarrollo de estas negociaciones, que según el comunicado oficial, avanzarán bajo principios de “comunicación constante, cooperación abierta y respeto mutuo”.

Foto: EFE