Opinión

El concepto de la chiapanequidad y la descolonización; un proyecto cultural y de gobernanza en Chiapas

Cultura de tanto en cuando

Autor: Javier Gutiérrez Lozano

Paralelo 19

El avasallador triunfo del candidato a la gubernatura por el estado de Chiapas, Eduardo Ramírez, en las pasadas elecciones del 2 de junio del presente año, desconcertó en gran medida a los estadistas y a los medios de comunicación, mas no a algunos los sociólogos ni a los historiadores de este país. Aquel fenómeno del triunfo aplastante del candidato quizás se deba en realidad al proyecto en el que está basada su propuesta gubernamental, bien llamada la “Nueva Era” de Chiapas, apegada en una totalidad a la expresión cultural de aquel estado que representa tan bien al sur del país, en cuanto a riqueza diversa se refiere.

Más allá de cualquier discurso político, el proyecto de la Nueva Era puede convertirse en un parteaguas de la política mexicana en la que, la cultura, el despertar de la conciencia y el concepto de la descolonización, son su base estructural. ¿Cuándo habíamos escuchado ello en boca de algún candidato? Quizás nunca. Y mucho menos, pensar que esas fueran las raíces medulares de una campaña política. Ergo, insisto en que esta “Nueva Era” puede establecerse como un parteaguas en el bien quehacer político que permee en la toma de conciencia de una sociedad y en la eterna búsqueda de justicia cultural de los pueblos americanos.

¿Por qué esta propuesta podría considerarse de carácter revolucionario en pleno siglo XXI? Debemos, tal vez, enlistar los porqués de esta respuesta, comenzando con el lema empuñado en dicha campaña: Jam ach’ulel, concepto logrado por la combinación de dos vocablos de origen indígena: jama que en zoque significa “abrir”, y chulel que en tzotzil significa “conciencia”. Jam ach’ulel es el primer lema de campaña política en la historia del país que está escrito en alguna lengua originaria, haciendo evidente la cercanía que tiene este proyecto con las raíces culturales de sus pobladores originarios. No obstante, la relevancia no queda únicamente en el origen etimológico del vocablo, que ya por ese comienzo, se divorcia de los estigmas coloniales que han desdeñado desde siempre lo originario, lo prehispánico, sino también se extiende en el significado mismo, puesto que el propio, invita, anuncia y enuncia, la apertura de conciencia que estaría llegando al pueblo chiapaneco con un gobierno que pareciese surgir para construir y enorgullecerse de la vasta diversidad cultural y étnica presente en aquel estado del sur. Es entonces Jam ach’ulel el concepto originario, es decir, decolonial, que encamina el empoderamiento cultural de Chiapas, y por tanto, la chiapanequidad.

Es aquí donde aparece el siguiente concepto: la chiapanequidad, como otra de las raíces fundamentales de la propuesta de construcción sexenal del electo gobierno de Chiapas. ¿Qué es la chiapanequidad? Es el sentimiento que surge del reconocimiento de las múltiples identidades chiapanecas, integrándolas a un solo concepto que alude al orgullo identitario de ser chiapaneco. Y es precisamente esta diversidad en forma de mestizaje -y no de sesgo o separación- la que aparece a manera de sincretismo, para enorgullecer a un pueblo oceánicamente rico en cultura, pero lamentablemente, lastimado por la lacerante herencia colonial.

Este plural proyecto diagramado en un ente paternal como es un árbol, bien enraizado a sus orígenes y dispuesto a expandir su frondosa y verde cabellera por los cielos chiapanecos, no es un árbol cualquiera, es una robusta ceiba tan característica del estado en el que se cimienta el propósito de esta “Nueva Era”. ¿Qué demás conceptos mantendrían el volumen de aquella ceiba? Una búsqueda incansable de protección a grupos vulnerables en el estado, la reivindicación de los desposeídos y de los pueblos originarios, el impulso al empoderamiento femenino, el fomento de la pluralidad en cualquiera de sus vertientes, incluyendo la diversidad cultural, sexual y de pensamiento, el cuidado al medio ambiente y el desarrollo sustentable y responsable en el estado, y por supuesto, el fomento a la fraternidad a partir del concepto que une a todos los pobladores de Chiapas, la chiapanequidad de la que todos, incluso fuera de aquel estado, deberíamos de sentirnos orgullosos.

¿Qué viene para la cultura en Chiapas? Al parecer, todos los análisis apuntan a que la cultura es el eje medular de este nuevo gobierno y, por tanto, la difusión, el impulso y la proyección de la cultura chiapaneca dentro y fuera de las fronteras nacionales. Así pues, tal vez podrían esperarse en estos próximos seis años, una importante cantidad de proyectos literarios y culturales que reivindiquen a un estado que tristemente, siempre ha quedado detrás en los libros de historia nacional. ¿Cómo habrá de lograrse? Con la difusión de verdades que se han mantenido opacadas a través de los años, mismas que desvelan a una Chiapas como la cuna original de este país, considerando el poseer, por citar algunos de tantos ejemplos, la construcción más antigua registrada en la historia de Mesoamérica, haber tenido en Palenque a una de las pocas mujeres que gobernó un imperio en el continente como es la Reina Roja, descubierta también por una mujer que no halló más que diatribas y dificultades en su carrera como arqueóloga, ser el último estado en haberse unido a la República Mexicana, y considerarse también la cuna de grandísimos poetas y escritores, como Jaime Sabines, Rosario Castellanos, Juan Bañuelos, Efraín Bartolomé, entre muchos otros.

¿Qué vendría entonces para el resto del país? Quizás, tomar a pecho aquel popular refrán que dice “cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”, y entonces, aprender del positivo ejemplo que nos deje esta toma de conciencia que en Chiapas se vislumbra, misma que ha sido urgente no solamente por la sociedad mexicana, también urgente para con todos los pueblos americanos que deben de reivindicar su historia, su cultura, sus lenguas originarias y sentirse, por primera vez en más de cinco siglos, orgullosos de esta inmensa diversidad que nos define únicos.

Jam ach’ulel es, tal vez, el concepto que le brinde apertura al pueblo chiapaneco, pero por qué no, también deseando que sea una apertura de corazón y de conciencia, para los pueblos de México y de todo el continente.

 

@gutierrezlozano

FB: Javier Gutiérrez Lozano

Javier Gutiérrez Lozano. Poeta, traductor y periodista. Director de Alcorce Ediciones y Revista Vislumbre. Director Académico de UDAX Universidad y profesor de Ciencias Sociales y Humanidades en Colegio Humboldt Puebla. Autor de doce libros publicados en siete países distintos. Ha recibido distintas condecoraciones dentro de las que se destacan el Premio Nacional Orden de José Martí (EE.UU. 2023), Medalla Iberoamericana de Literatura Fray Antonio de Ciudad Real (México, 2024) y Friend of Africa Award (México-Nigeria, 2024).

Javier Gutiérrez Lozano

Poeta, traductor y periodista. Director de Alcorce Ediciones y Revista Vislumbre. Director Académico de UDAX Universidad y profesor de Ciencias Sociales y Humanidades en Colegio Humboldt Puebla. Autor de doce libros publicados en siete países distintos. Ha recibido distintas condecoraciones dentro de las que se destacan el Premio Nacional Orden de José Martí (EE.UU. 2023), Medalla Iberoamericana de Literatura Fray Antonio de Ciudad Real (México, 2024) y Friend of Africa Award (México-Nigeria, 2024).

Related Posts