Atlixco: sumido en la inseguridad por la falta de liderazgo

La inseguridad en Atlixco, un municipio reconocido por su vocación turística y belleza natural, ha dejado de ser un problema aislado para convertirse en una preocupación permanente para sus habitantes. El incremento del 20.2% en la incidencia delictiva durante los primeros meses de 2025 refleja no solo una alarmante tendencia, sino el fracaso de la administración municipal encabezada por Ariadna Ayala, quien tras lograr la reelección prometiendo orden y estabilidad, ha entregado todo lo contrario: un municipio desbordado por la violencia y la impunidad.
Los números no mienten. A pesar de las promesas de campaña, la situación de seguridad en Atlixco se ha deteriorado visiblemente. Y mientras los delitos aumentan, la respuesta de la presidenta municipal ha sido tibia, limitada, y carente de rumbo. Lejos de enfrentar la crisis, ha permitido que la delincuencia avance, que los grupos criminales operen con libertad, y que la ciudadanía quede a merced del miedo.
El pasado 22 de abril, un operativo federal encabezado por el secretario Omar García Harfuch, con la participación de la Sedena y la FGR, evidenció el nivel de descomposición que vive el municipio. El hallazgo de un taller clandestino para la fabricación de armas —con arsenal suficiente para armar a un grupo criminal entero— confirma que Atlixco no solo es víctima del crimen común, sino también de estructuras delictivas organizadas que operan sin oposición alguna del gobierno municipal.
El silencio de Ariadna Ayala tras este escándalo resulta tan estruendoso como preocupante. No ha habido un posicionamiento claro, no se han presentado medidas urgentes, y no se han asumido responsabilidades. Lo que hay es omisión. Lo que hay es negligencia. Y mientras tanto, el pueblo mágico se va apagando, no por falta de turistas, sino por la falta de paz.
La intervención del gobierno estatal y federal no es un logro municipal; es, en todo caso, una llamada de atención. Es la prueba de que el municipio ha sido incapaz de garantizar la seguridad de su gente. Es un recordatorio de que cuando los gobiernos locales fallan, la violencia encuentra terreno fértil.
Es momento de replantear el liderazgo en Atlixco. La ciudadanía necesita gobiernos presentes, eficientes, y comprometidos. Gobernar no es solo aparecer en eventos ni administrar obras públicas; es, sobre todo, proteger la vida de las personas. Y ahí, Ariadna Ayala ha fallado rotundamente.
El pueblo de Atlixco merece vivir en paz. No basta con discursos. Hace falta voluntad. Hace falta acción. Y, sobre todo, hace falta un cambio.