Contra el nepotismo y la perpetuidad en el poder: las iniciativas de Claudia Sheinbaum
La Dra. Claudia Sheinbaum ha dejado claro en sus primeros 100 días de gobierno que la transformación de México no solo se trata de avanzar en temas económicos y sociales, sino también de limpiar las viejas prácticas políticas que por décadas frenaron el desarrollo del país. Entre las iniciativas más relevantes que ha impulsado, destacan aquellas dirigidas a erradicar el nepotismo y limitar la reelección, marcando un antes y un después en la forma de ejercer el poder público.
Durante muchos años, los vicios políticos como el tráfico de influencias, la designación de familiares en cargos estratégicos y el abuso de la reelección fueron un lastre que contribuyó a una percepción negativa sobre la política. La gente se cansó de ver cómo una élite privilegiada acaparaba los espacios de decisión sin que eso se tradujera en beneficios para el pueblo. Claudia Sheinbaum entiende esta indignación y ha puesto sobre la mesa reformas para cambiar radicalmente este panorama.
La iniciativa contra el nepotismo busca prohibir que los funcionarios públicos nombren o favorezcan a familiares en posiciones de poder. No más apellidos que se heredan cargos, no más redes familiares que gobiernan en beneficio propio. Con esta medida, se pretende garantizar que los puestos sean ocupados por personas capacitadas, comprometidas y seleccionadas con base en méritos, no en vínculos personales.
Por otro lado, Sheinbaum ha propuesto limitar los periodos de reelección a fin de evitar que el poder se convierta en un botín perpetuo. En México, la historia nos ha enseñado que cuando se permite la perpetuidad en los cargos, el servicio público pierde su esencia y se convierte en un mecanismo para el enriquecimiento y el control político. La presidenta busca impedir que quienes lleguen a un puesto de elección popular se perpetúen sin rendir cuentas.
Este conjunto de iniciativas no solo responde a una necesidad política, sino a un mandato moral. La Cuarta Transformación prometió devolver el poder al pueblo, y estas medidas son una prueba de que ese compromiso sigue firme. La presidenta Sheinbaum ha sido contundente: la política debe estar al servicio de la gente, no de unos cuantos que se apropian de los recursos y las instituciones.
Desde el Congreso de la Unión y desde los distintos niveles de gobierno, es nuestra responsabilidad acompañar estas reformas. No podemos permitir que los viejos vicios encuentren refugio en la burocracia ni que el poder siga siendo visto como una herencia familiar. Es momento de dignificar la política, de hacerla cercana y efectiva para resolver los problemas reales de las y los ciudadanos.
La transformación de México no es solo económica, es también ética. Al enfrentar el nepotismo y la perpetuidad, Claudia Sheinbaum manda un mensaje claro: el poder es un medio para servir, no para servirse. Ahora, nos toca a todas y todos respaldar este esfuerzo, porque el futuro de nuestra democracia depende de acabar con esas prácticas que tanto daño le han hecho al país.
Este es un paso más hacia la consolidación de una verdadera democracia, donde el pueblo manda, donde los cargos públicos se ganan con trabajo y donde las instituciones recuperan su credibilidad. México merece políticos y políticas comprometidos con el bienestar de la gente, no con sus intereses personales. Y con estas iniciativas, estamos avanzando hacia ese objetivo.